Interesting
all age range
2000 to 5000 words
Spanish
Story Content
El sol dorado de Hyrule se filtraba a través de las rendijas del granero, iluminando motas de polvo que danzaban en el aire.
En el centro, Epona, la yegua sorrel de crines blancas, se balanceaba suavemente, con sus grandes ojos azules mirando con curiosidad a Link, su amigo y jinete.
Link, ahora un granjero improvisado por una semana, sostenía un balde de madera bajo las ubres de Epona.
No era la primera vez que ordeñaba una vaca, pero Epona era… diferente.
Recordaba cuando Malon, la hija del dueño del Rancho Lon Lon, le enseñó la 'Canción de Epona'.
Esa melodía mágica que convocaba a la fiel yegua y, ahora, aparentemente, facilitaba la tarea de extraer su preciosa leche.
Desde que descubrió la capacidad especial de Epona, el negocio del rancho había prosperado.
La 'Leche de Hyrule', con su etiqueta de cabeza de caballo, se había convertido en un bien preciado en todo el reino.
Su rico sabor y supuestos poderes curativos atraían a compradores de todas las clases sociales.
Ahora bien, extraer leche de Epona no era exactamente como ordeñar una vaca.
Primero, la yegua era increíblemente selectiva con quién le permitía acercarse a sus ubres.
Segundo, su leche… era inusual.
Un chorro blanco y espeso salía a borbotones de una de sus tetas, cayendo directamente al balde con un sonido rítmico.
La otra teta goteaba suavemente, indicando que no estaba tan ansiosa por compartir su botín.
Pero lo más sorprendente era la lactancia proyectil.
Un torrente repentino y controlado que Epona podía dirigir a voluntad.
"¿Te gustaría un tipo diferente de leche de Hyrule?", preguntó Epona, su voz resonando levemente en la mente de Link.
Ella le estaba hablando en su forma de Lobo, el la podia entender por telepátia gracias a eso.
Sus ojos, usualmente suaves y amables, brillaron con una chispa juguetona.
Sabía a lo que se refería.
La primera vez que intentó ordeñarla, Epona lo había rociado sin piedad con un chorro de leche directamente en la cara.
Fue una experiencia… memorable.
Ahora, la lactancia proyectil se había convertido en un juego entre ellos, una forma extraña pero efectiva de regular el proceso de ordeño.
"No gracias, Epona", respondió Link con una sonrisa.
"Creo que el balde es suficiente por ahora".
El balde estaba casi lleno, rebosando con leche blanca y cremosa.
Link cuidadosamente lo levantó, sintiendo el peso reconfortante.
Mientras caminaba hacia la granja, podía sentir los ojos de Epona siguiéndolo.
Al otro lado de la valla, una vaca pastaba apaciblemente, ajena al alboroto que causaban las ubres extraordinarias de Epona.
En la granja, las botellas de leche estaban listas para ser llenadas, cada una adornada con la icónica etiqueta de la cabeza de caballo.
Pronto, la 'Leche de Hyrule' estaría en camino a aldeas y castillos lejanos, llevando consigo no solo nutrición, sino también una pizca de la magia de Epona.
Mientras sellaba la última botella, Link reflexionó sobre la peculiar situación.
Nunca imaginó que su destino como héroe de Hyrule lo llevaría a ordeñar a una yegua con ubres mágicas.
Pero así era la vida en Hyrule: llena de sorpresas, desafíos inesperados y la necesidad constante de adaptarse.
Y, aunque extraño, le agradaba esta vida.
Porque le daba sentido al esfuerzo invertido de luchar para salvar el mundo una y otra vez.
Al anochecer, el cielo de Hyrule se encendió con un caleidoscopio de colores.
Link se sentó en la hierba frente a la granja, con una taza de 'Leche de Hyrule' en la mano.
Epona se acercó y lo rozó con su hocico.
"Gracias, Epona", murmuró Link.
La yegua relinchó suavemente en respuesta.
Mientras bebía la leche dulce y nutritiva, Link miraba las estrellas.
Sabía que la aventura nunca estaba lejos.
Pero por ahora, estaba contento con la paz y la tranquilidad del Rancho Lon Lon, la compañía de su fiel amiga Epona y el simple placer de una taza de leche mágica.
La Leche de ubres con mucho poder sanador ayudaba a restablecer las fuerzas de las personas, gracias a eso podian seguir plantando cara al mal que asolaba al mundo y mantener asi a raya al terrible Ganondorf.
Quizas un dia tuviera que partir otra vez a combatir, pero por el momento, alli en ese rancho con Epona a su lado se encontraba muy agusto ordeñandola de vez en cuando mientras planeaba su futuro.